lunes, 31 de octubre de 2011

Festival Universitario de Danza Contemporánea: 15 años celebrando nuestra forma de movernos


En su versión número 15 el Festival Universitario de Danza Contemporánea se mostró como el más maduro y atrevido de los de su clase. Con una programación que incluyó desde talleres a muestras de artistas internacionales con interesantes visiones acerca del cuerpo y el movimiento, esta celebración cerró un importante ciclo en su trayectoria. Un venia que, desde la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, se rinde al público; principal protagonista de esta celebración.

Dos bailarines vestidos como princesas se preparan para bailar un vals. Comienzan en silencio a navegar por entre el público presente en el Aula Máxima de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, hasta que empieza a sonar esa melodía de Chayanne, conocida como tiempo de vals. Pronto la audiencia se ve sometida por la invitación de los artistas y medio salón empieza a bailar. Esta fue sólo una parte del cierre de Asunto Público 15 Festival Universitario de danza, en el que 15 coreógrafos realizaron gestos cortos con el público.

Una epidemia de bostezos se apoderó de los asistentes cuando 4 chicas, miembros del grupo de Danza Contemporánea de Psicología de la Universidad Javeriana, armaron un concierto de largos bostezos. Pero ellas no fueron las únicas participantes: octubre finalizó con las actividades propias del Festival Universitario de Danza Contemporánea, desde el 24 al 28 de octubre, contando con la presencia de grupos, artistas y teóricos pertenecientes a más de 30 universidades de la ciudad, y 25 del país, quienes hicieron visibles sus procesos de creación, integrando sus disciplinas a la construcción de nuevos conceptos de danza. ASAB – Maldita Danza, Universidad Central, Universidad Antonio Nariño, CENDA, CECAR, Fotostica, Politécnico Internacional, Universidad Distrital, Academia de Artes Guerrero, Creato Danza, Kuisa Danza, Contexto Danza, Universidad Autónoma de Occidente, Universidad de los Andes, Universidad Nacional, Universidad Externado de Colombia, Politécnico Grancolombiano y Universidad del Rosario, fueron algunas de las universidades, instituciones y grupos que se unieron para darle vida a la danza en 2011. La idea de exaltar la importancia del público dentro de los 15 años del festival y en especial en esta versión, se vio reflejada en los actos del cierre, que viajaron desde coreografías con ritmos ejecutados con partes del cuerpo de los asistentes hasta juegos de sombras en medio de la silletería del auditorio. La posibilidad de hacer parte de una pieza e interactuar con de manera activa con los artistas, generó una reacción positiva además de lanzar un importante cuestionamiento acerca del accionar en el escenario.

Revisitando el festival

En 2010 el Festival Universitario de Danza Contemporánea se atrevió, como el más arriesgado de su clase, a presentar tres fragmentos en los que se incluyeron no sólo las propuestas y procesos de formación de estudiantes y aficionados sino también obras de talla internacional que buscaban alimentar nuestro concepto danza. La posibilidad de extenderse a lo largo del año ha hecho del Festival un evento único, mezclando matices que van desde lo académico a lo experimental. En su casa, la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, se realizó el lanzamiento de las actividades para 2011, con la participación 15 artistas de la danza, quienes recordaron el trabajo de aquellos coreógrafos que construyeron las bases para la creación del Festival, el más antiguo de su tipo en Latinoamérica. No fue capricho entonces que el lanzamiento se realizara el pasado 29 de abril, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Danza; como una manera de asomarse al trabajo actual y revisitar los aportes hechos hasta hoy por los bailarines colombianos. Inspirados en lo más célebre de su trabajo, jóvenes coreógrafos revisitaron a Jacinto Jaramillo, Delia Zapata, Ana Consuelo Gómez y Jaime Díaz, Peter Palacio, Rafael Palacios, INCOLBALLET, Álvaro Restrepo, Elsa Valbuena, Sonia Osorio, Tito Montes, Carlos Franco, Carlos Jaramillo, Cuca Taburelli, Plutarco Pardo Santamaría y Carlos Latorre. Estas “versiones libres” permitieron rendir un tributo además de dar un nuevo significado al aporte realizado por el grupo de homenajeados. 15 minutos, sobre el escenario del Aula Máxima de la UJTL, que cada bailarín aprovechó para hacer una venia a la experiencia y dedicación.
En su versión 15 el Festival celebra pero también se rebela. La quinceañera se siente más que mujercita y en su calidad de l’enfant terrible continúa apartándose de los lugares comunes. Extendiéndose durante los meses de agosto, septiembre y octubre nuestro Asunto Público 15 Festival Universitario de Danza Contemporánea se diversifica entre talleres, residencias artísticas, charlas y muestras y se instala en tres ciudades: Cali, Barranquilla y Bogotá, para seguir reflexionando acerca de la danza como un asunto de urgencia a consolidar en la construcción participativa, inclusiva y experiencial de comunidad; sobre la importancia de la construcción de lo público en el encuentro que tiene lugar durante la experiencia escénica, y el rol de las audiencias y su importante lugar en la relación con la obra de arte. Siguiendo la ruta de la independencia y la vanguardia, el Festival integra la obra de artistas nacionales e internacionales con interesantes cuestionamientos acerca del cuerpo, el movimiento, las interacciones y los procesos de creación coreográfica.

Muestra de ello fue la participación, el pasado mes de agosto, de la dupla constituida por François Chaignaud (Francia) y Marie-Caroline Hominal (Francia-Suiza), quienes presentaron Duchesses (Duquesas), una pieza en la que el juego del hula-hula se transforma una coreografía que subraya el cansancio, lo infinito y la exuberancia. Lo mágico de los más de 50 minutos de la obra tal vez radique en el sometimiento en el que cae el espectador: incapaz de separar su mirada, examinando cada detalle de la figura de los bailarines y al borde, siempre al borde, de la conmoción. Lo sorprendente de las capacidades físicas de las duquesas para mantener sus aros girando y la propia desnudez de los bailarines se pierden en medio de un ritual evocador, etéreo, envuelto en luz blanca. La transformación es un tema permanente en Duchesses y se experimenta a través de todo el trabajo de Chaignaud y Hominal. Ambos admiten que su obra fue concebida como una pieza para realizar desnudos; como perfecto vestuario para que el espectador sea testigo de los cambios y estaciones que atraviesan sus cuerpos. “Estaba claro, desde el principio, que no habría ningún tipo de vestuario, no pudimos pensar en ningún tipo de vestuario y con la desnudez se podría ver cada músculo y al cuerpo cambiando a través de la pieza”, explica Hominal. Incluso, algunos de los asistentes se sonrojan al admitir su concentración en puntos específicos de las anatomías de las duquesas: ya sea en los genitales, el abdomen que se tornea con movimientos sutiles o los pliegues de piel convertidos en ondas por el roce del hula-hula.

Duchesses se presentó en Cali, en la Pontificia Universidad Javeriana, y en Bogotá, en el Teatro Faenza y La Factoría L’Explose.

Durante su estadía en Bogotá, Chaignaud y Hominal lideraron la residencia artística Identidades Infinitas; un proceso creativo en el que 14 artistas colombianos se acercaron a las identidades queer y trans como generadoras de nuevos materiales artísticos.
“Cuando nos pidieron hacer el taller, relacionado con la transformación, sugerimos este nombre. Al principio habíamos pensado en Identidades Queer pero no queríamos transmitir esa idea ya que es un poco reducida”, indica Chaignaud, y Hominal agrega: “El nombre que le dimos es más amplio, es precisamente infinito”.


El público, gran protagonista

Miguel Gutiérrez, uno de los participantes internacionales de este año, estuvo a cargo de Inefable Intangible Sensacional un taller en el que bailarines y actores trabajaron desde el movimiento, la improvisación y el des-aprendizaje de la danza buscan, usando su percepción, la manera más natural de moverse. Para Gutiérrez se trata de “sacar la danza de lo visual y demostrar que hay otras formas de percibirla y de presentarla”. Inefable Intangible Sensacional estuvo realizándose en Barranquilla y Bogotá, en la Universidad del Atlántico y La Casona de la Danza, respectivamente.

Gutiérrez presentó además Heavens What Have I Done: un monólogo incoherente sobre la ascensión al éxito de los artistas, las hipocresías de un mundo inestable, las críticas, los sueños y deseos de una naturaleza más personal. El artista es ganador del Bessie Award en Danza y Performance del 2010 en New York y para él su trabajo es un compuesto alimentado por varias disciplinas aparte de la danza. “Siempre considero que en mi trabajo viene del cuerpo y es una extensión de la danza, aunque sea texto o música”, explica.

Gutiérrez, nacido en Estados Unidos, de padres colombianos, tiene una relación muy íntima con el público, que lo lleva a vincularse con el tema central del Festival este año. Los espectadores y su forma de acercarse al arte y reflexionarlo, son guiados en la obra de Gutiérrez a través un acto de percepción y digestión en conjunto. “A veces puede tratarse de un entrenamiento para el público, no porque el público no sea inteligente, sino precisamente porque lo es. Se trata de estar aprendiendo cómo sentir y cómo percibir”, comenta. Las reacciones positivas o adversas del público, sin embargo, son para él también una escuela en la que aprende a lidiar con sus propios demonios. “Yo creo que una reacción del público que no me gusta es cuando la gente te mira y te dice: Bueno, muéstranos qué es lo que puedes hacer. Cuando hay como una expectativa. Pero puede ser también una visión mía, al estar en batalla con mi propia historia, mi neurosis y mis miedos”, confiesa Gútierrez. “Yo también estoy practicando un ejercicio de percepción del público que tengo que mejorar y que tiene que ver con lo que estoy haciendo, la forma en la que lo hago pero no necesariamente para manipularlo y agradarle a las personas, sino para estar en diálogo en tiempo real con mi trabajo”.


15 años de aprendizaje

Los últimos 15 años han servido para que el Festival Universitario de Danza Contemporánea madure y se consolide como una plataforma para el fortalecimiento del arte danzario del país, siendo un espacio de promoción de los procesos artísticos, que desde la danza contemporánea se desarrollan en universidades e instituciones académicas. Estudiantes, provenientes de distintas áreas del conocimiento, que le han apostado a una experiencia en “movimiento”, contando con el apoyo de bienestares universitarios y colaborando en la construcción de nuevos y ágiles discursos de danza en Colombia y Latinoamérica. Esta versión incluye residencias artísticas que buscan el intercambio de experiencias y el descubrimiento de otras formas de moverse. Isabelle Schad (Alemania), Laurent Goldring (Francia), Alito Alessi (EE.UU.) y Carol Swann (EE.UU.) integrarán procesos de aprendizaje que incluyen a jóvenes, adultos mayores y personas con discapacidad.


En adición, los días 18, 19 y 20 de octubre se llevó a cabo en Bogotá el Simposio “SYMpoSOM(AE)tica” una práctica somática y estética de lo experiencial, participativo e inclusivo en procesos pedagógicos y artísticos.

Es así como el Festival Universitario de Danza Contemporánea siguió, este año bajo la temática de “Asunto Público”, reiterando su interés por la generación de nuevos cuestionamientos y discusiones frente a la danza. Su base conceptual gira en torno a tres ejes de reflexión. En primer lugar, la danza como un asunto de urgencia; en segundo lugar, la importancia de la construcción de lo público en el encuentro que tiene lugar en la experiencia escénica y en último lugar, el tópico de las audiencias, como la relación entre obra de arte, espectadores y artistas. Contando con el apoyo de la Universidad Central, el Instituto Distrital de las Artes, la organización eltiempoelespacioelespectador(a), la Alianza Francesa, Prohelvetia, Fundación Móvil, Urdimbre y el Ministerio de Cultura, entre otro gran número de instituciones que se unen a la celebración de nuestra forma de movernos.

Fotografía y textos: Javier Galeano

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